REFLEXIÓN DOMINICAL DEL PADRE PISTOLAS. ENDERECEN EL CAMINO…
Domingo 13 de diciembre de 2020,
Se nos presenta el evangelio de San Juan con el anuncio de la venida de Juan Bautista, como quien iba a presentarnos al mesías, quien decía: “Yo no soy la luz, sino testigo de la luz”.
También nos comenta que se formó una comisión de fariseos y criados de los sumos sacerdotes para preguntarle acerca de él mismo. ¿Quién eres? Efectivamente Juan ya tenía mucha fama y acudían multitudes a escucharlo y a bautizarse impresionadas por su lenguaje de campesino y con su indumentaria muy pobre. “Efectivamente esperaban al mesías, a Elías que fue arrebatado en un carro de fuego al cielo y al profeta” que vendría por delante del mesías, a lo que contesta que no y les dijo: “yo soy la voz que ruge en el desierto, solo los leones rugen y no solo una simple aclamación”.
Entonces le preguntan: ¿entonces por qué bautizas? Y les contesta: “yo bautizo con agua pero hay entre ustedes alguien que bautizará en fuego y en el espíritu santo”. Entonces les explica en que consiste ese bautismo:
Primero arrepentirse de sus pecados, con lo pasado no se puede hacer nada por muy grandes que sean nuestros pecados, no nos queda más que pedir perdón. Ahora eso se materializa en una buena confesión, con un profundo dolor de arrepentimiento, con un oficial que es el sacerdote, las que dicen que ellos se confiesan solos, se hacen pendejos solos, se quieren pasar de listos y eso debe hacerse ¡ya! Como dicen los karatecas, por la estrategia del diablo ahora no es negar a Dios o negar el pecado, sino aconsejarnos que no nos confesamos ahora, sino hasta el final de nuestra vida, mientras nos morimos de repente, nos lleva la tiznada y al infierno por pendejos.
Isaías nos hace un buen retrato de San Juan 700 años antes de Cristo: “El espíritu del señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres y curar a los de corazón quebrado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia. Esto se refiere a que los judíos si pedían prestado cada 50 años, había ese año de gracia y ya no pagaban o si vendían un terreno y faltaba poco para el año de gracia, valía muy poco porque debía ser regresado a su original dueño.
San Pablo nos recomienda que un buen cristiano debe de vivir siempre alegre, no con cara de mustios de las que van diario a misa o el sacerdote que está siempre enojado, casca rabias que seguramente vive mal. También nos recomienda que de la vida siempre escojamos lo mejor poniendo todo a prueba, que debemos hacer toda clase de bienes como quiere Cristo que vivamos en santidad.
Comentario de buen humor:
En las prácticas de camuflaje, un soldado disfrazado de árbol salió corriendo, lo regañó su sargento, ¡idiota! porque te moviste, nos van a matar.
Perdone mi sargento, cuando me cagaron muchos pájaros y me mió un perro, no me moví.
Pero cuando se metieron dos ardillas debajo del pantalón y una le dijo a la otra: mira dos nueces, ¡vamos a llevárnoslas!. ¡Ni madre!.
¡Que Dios los bendiga!.
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