REFLEXIÓN DOMINICAL DEL PADRE PISTOLAS. SIN CARIDAD, NO VALE EL AMOR.
Domingo 10 de julio de 2022.
A propósito de una pregunta mal intencionada de un perito de la Biblia o maestro de la ley hecha a Cristo: ¿Qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Cristo le contesta: tú lo sabes ¿para qué me lo preguntas? Y para no quedar en ridículo, le pregunta y ¿quién es mi prójimo? Y Cristo le contesta con una de las 3 mejores parábolas no solo del cristianismo sino de toda la historia de la literatura universal, la parábola del buen samaritano.
Lo primero que se destaca es el tema, no se trata de ver cómo conseguir cosas para vivir bien en este mundo material, sino ¿cómo conseguir la vida eterna?. Creo que es lo más importante en esta vida cómo conseguir la vida eterna.
La vida temporal la vamos a perder irremediablemente, seamos pobres, ricos, cultos, incultos, famosos o insignificantes.
En cambio, la vida eterna está de verse, fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza, eternos y sobre todo para la eternidad. Esta parábola cambia la idea de los judíos de que sólo ellos se van a salvar. Cristo pone como hombre bueno a un hombre tenido por malo, enemigo de los judíos, samaritano que había hecho un santuario en “Siquem” y no en Jerusalén. Se fija en el herido, cosa que no hace el sacerdote y que es un verdadero llamado de Cristo a obispos, sacerdotes y religiosos, muchos incapaces de sentir compasión. Lo cura, lo lleva a un mesón, (hotel) paga para que lo cuiden cuantos días sea necesario. Hasta lo mismo escucha el letrado, pero se hace el sordo.
En la carta de San Pablo a los colosenses, dice que Cristo es la imagen de Dios invisible.
Para quienes dicen que a Dios nadie lo ha visto y menos al espíritu santo no se necesita, no basta conocer a Cristo como Dios y hombre verdadero. El buen samaritano tenía cualidades que también debemos de tener nosotros: Rápido para decidir. Esencial en su actuar. Sobrio en el hablar. El prójimo es cualquier miembro de la humanidad. En el buen samaritano sus vísceras se conmovieron.
De este modo en mayor razón, todos debemos ser el que se compadece. Buen samaritano quien ama a Dios y lo sirve en el prójimo. Si escuchamos con respeto y atención lo otro que nos quiere transmitir, dejamos de verlo como un extraño y se convertirá en un hermano.
Comentario de buen humor:
Señora, su esposo tan rico y tan tacaño le heredó todo como heredera universal, nada más puso una cláusula: “que me entierren con un millón de pesos por si despierto”.
No hay problema, le pongo la tarjeta de crédito para que tome lo que quiera.
¡Que Dios los bendiga!.
Alfredo Gallegos recordó que una de las misiones en la vida es servir al prójimo
El Padre Pistolas pide “ver al otro” como hermano y no como enemigo